Acciones
En primer lugar, las acciones representan partes de propiedad en una empresa. Cuando compras una acción, te conviertes en accionista y tienes derecho a una parte de las ganancias de la empresa. Además, es importante destacar que las acciones se negocian en bolsas de valores y su precio puede fluctuar según la oferta y la demanda. Por ejemplo, al invertir en acciones, puedes obtener dividendos y potenciales ganancias de capital si el precio de la acción sube.
ETFs
Por otro lado, los ETFs (Exchange Traded Funds) son fondos que cotizan en bolsa y que replican el comportamiento de un índice, sector, commodity u otros activos. A diferencia de las acciones individuales, los ETFs permiten diversificar tu inversión con una sola transacción. Asimismo, los ETFs suelen tener comisiones más bajas comparadas con los fondos de inversión tradicionales y ofrecen liquidez ya que se negocian como acciones en el mercado.
Divisas
Además, las divisas se refieren al mercado de cambio de monedas, conocido como Forex (Foreign Exchange). Este mercado es el más grande y líquido del mundo, donde se negocian pares de monedas como EUR/USD o GBP/JPY. De hecho, invertir en divisas implica especular sobre la apreciación o depreciación de una moneda frente a otra, aprovechando las fluctuaciones del tipo de cambio.
Materias Primas
Asimismo, las materias primas son recursos naturales como el oro, la plata, el petróleo y el maíz, que se negocian en mercados de futuros y opciones. Cabe mencionar que invertir en materias primas puede actuar como un hedge contra la inflación y diversificar un portafolio de inversión. Por ejemplo, el precio del oro suele subir en tiempos de incertidumbre económica, ofreciendo una inversión refugio.
Otros Instrumentos de Inversión
Finalmente, existen otros instrumentos de inversión que incluyen bonos, fondos de inversión, derivados y bienes raíces. En el caso de los bonos, se trata de deuda emitida por gobiernos o empresas que promete pagar un interés periódico. Por otro lado, los fondos de inversión reúnen el capital de varios inversores para comprar una variedad de activos, gestionados por profesionales. Además, los derivados como opciones y futuros permiten especular sobre el precio futuro de un activo con un capital inicial menor. Por último, invertir en bienes raíces implica comprar propiedades para generar ingresos por alquiler o ganancias de capital.